Avaricia del griego pleonexia, significa literalmente deseo de tener más. También se considera a aquella persona que acumula dinero por el placer de poseerlo y no lo emplea. Existen diferentes clases de avaricia: Una persona mezquina es la que escatima lo que da, o lo que gasta. Un usurero es una persona que presta dinero con usura, que saca un beneficio o provecho muy alto en un asunto o negocio.
Antídoto: Desprendimiento, generosidad, ofrendar para la iglesia, dar a los necesitados.
La malicia de la avaricia radica en el hecho de que el deseo de más bienes conduce
a la violación de los derechos ajenos.
(Jeremías 22:17) Mas tus ojos y tu corazón no son sino para tu avaricia, y para derramar sangre inocente, y para opresión y para hacer agravio.
El avaro busca ganancias ilícitas y para ello se aprovecha de los otros.
(Proverbios 1.19) Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia, la cual quita la vida de sus poseedores.
El avaro puede quitar todo lo que tienen los demás y provocar tanta tristeza en los defraudados que los conduzca a la muerte.
- El ansia de adquisición constituye una amenaza especial para la vida nueva del cristiano.
(Romanos 1:29) estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades.
- En contraste absoluto a la santidad y el amor de Dios, existen pecados como estos, por medio de los cuales Satanás procura destruir la obra divina de Dios en sus hijos y alejarlos cuanto pueda de su imagen y voluntad.
(Efesios 5: 3-5) Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
La avaricia conduce al pecado sexual, pues lleva al pecador a codiciar a otras mujeres u hombres. A una persona inmoral le resulta imposible ser avariciosa.
Si damos cauce a nuestros malos deseos es porque, en el fondo, nuestra vida está dominada por nuestro egoísmo. La codicia es la raíz de nuestras motivaciones. A este respecto conviene recordar que, en los Diez Mandamientos el Señor nos advierte en contra de este último pecado que conlleva a los otros nueve.
(Éxodo 20:17) No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
La Biblia establece una estrecha relación entre el egoísmo, la codicia, la avaricia y el pecado sexual.
El apóstol añade que la “avaricia” es una forma de idolatría. El egoísmo es poner en primer lugar al “yo”. La muerte espiritual nos conducía a ser autónomos, a suponer que podíamos ser auto suficientes.
Dios nos creó para glorificarlo a Él, pero la caída nos desvió al deseo de glorificarnos a nosotros mismos.
El egocentrismo desplaza a Dios del señorío legítimo de nuestra vida y nos endiosa a nosotros mismos.
Entregarnos al desenfreno sexual es practicar la egolatría. En la práctica, es rendir culto a nuestros apetitos carnales.
La avaricia es un dios nunca satisfecho y que nunca satisface. La frustración de nunca sentirnos satisfechos, y de vernos cada vez más incapaces de sostener una relación fiel y profunda.
LAS COMPARACIONES
- Nada nos roba más la paz que las comparaciones. No hay nada malo en apreciar lo que otros tienen.
- Las comparaciones tampoco deben confundirse con el deseo innato que todos tenemos de mejorar.
- La comparación es una actitud de insatisfacción con lo que Dios nos da y que produce la obsesión de querer tener más.
- El peligro de tal obsesión acarrea, es que, a menudo conduce a la idolatría, el adulterio, el robo y el asesinato.
- Las comparaciones nos llevan a la codicia, que es la raíz de casi todos los pecados y nos lleva a tener suposiciones falsas:
- Tengo derecho a todo
- Si solo tuviera más dinero, sería feliz.
- ¿Por qué Dios les da otros y no a mí?
Resultados de la avaricia:
- Problemas familiares
La persona avariciosa siempre tratará de tener más a pesar de que Dios solo quiera dar lo necesario. (Proverbios 15:27ª) Alborota su casa el codicioso.
- Decepción
La avaricia siempre conduce a la frustración y a la decepción.
(Eclesiastés 5:10) El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.
- Insensatez
La avaricia conduce al robo, a querer tomar lo que no es suyo, a la posesión injusta de cosas a las que no tiene derecho, y que, por lo tanto, nunca podrá disfrutar los beneficios a pesar de todo su esfuerzo.
(Jeremías 17:11) Como la perdiz que cubre lo que no puso, es el que injustamente amontona riquezas; en la mitad de sus días las dejará, y en su postrimería será insensato.
- Apostasía
El dinero reemplaza a Dios para los avaros apóstatas que dejan de buscar las cosas de Dios para dedicarse a buscar dinero.
(1 Timoteo 6:10) Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores
- Miseria
Los avaros recibirán como retribución a su codicia caer en una vida llena de miseria.
(Santiago 5:3) Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros
La avaricia es condenada por Dios. Es un pecado que lleva a abandonar a Dios. La avaricia conduce a engañar a los demás, el avaro puede abusar, robar, defraudar a la gente extraña, pero también a sus amigos o familiares. La avaricia trae consigo engaño, abusos, robos y fraudes.
La avaricia endurece el corazón y lleva a la tibieza espiritual.
La avaricia fomenta la soberbia. Aquellos que desean tener mucho dinero, generalmente lo hacen porque desean tener poder y prestigio, y todo es por causa de la soberbia, que busca el reconocimiento de los demás.
(Habacuc 2:9) Ay del que codicia injusta ganancia para su casa, para poner en alto su nido, para escaparse del poder del mal!
- La avaricia en ocasiones trae pobreza.
(Proverbios 11:24) Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza.
El principio aquí es que la generosidad, por la bendición de Dios, asegura el aumento, mientras que la tacañería lleva a la pobreza en lugar de a la esperada riqueza. El que da recibe mucho más a cambio.
La avaricia trae muchas maldiciones. El que no atiende a las necesidades de los pobres acarrea muchas dificultades a su vida.
(Proverbios 28:27) El que da al pobre no tendrá pobreza; mas el que aparta sus ojos tendrá muchas maldiciones.
La avaricia conduce a la muerte. El caso de Ananías y Safira es un un ejemplo de hipocresía y avaricia que condujo a muerte a este matrimonio. Su pecado consistió en mentir acerca de lo que iban a dar a la iglesia, pero el pecado más profundo fue su hipocresía espiritual motivada por la avaricia y el egoísmo.
(Hechos 5:1-2) Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles.
La avaricia es idolatría. Cada vez que los seres humanos incurren en la avaricia, que siguen sus deseos en lugar de los deseos de Dios, y en esencia rinden culto a sí mismos, lo cual se vuelve en idolatría.
(Colosenses 3:5) Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría.